La integral térmica es una herramienta fundamental en la agricultura que se utiliza para medir y calcular la acumulación de calor a lo largo del tiempo en un determinado cultivo. Este concepto es de suma importancia, ya que el crecimiento y desarrollo de las plantas están directamente relacionados con la cantidad de calor que reciben.
En términos simples, la integral térmica es la suma de las temperaturas diarias superiores a un umbral específico. Este umbral puede variar dependiendo del tipo de cultivo, pero por lo general se establece en una temperatura base de 10°C, ya que es a partir de esta temperatura que la mayoría de las plantas comienzan a crecer de manera activa.
La acumulación de calor se mide en grados día (GD) o unidades térmicas acumuladas (UTA) y se calcula sumando la temperatura máxima y mínima diaria y restando el umbral de temperatura base. Por ejemplo, si en un día la temperatura máxima fue de 20°C y la mínima de 10°C, la integral térmica sería de 10 GD.
La integral térmica es de gran utilidad para los agricultores, ya que les permite planificar sus cultivos de forma más eficiente. Por ejemplo, conocer la cantidad de calor acumulado en un determinado periodo de tiempo les ayuda a determinar cuándo sembrar, regar, aplicar fertilizantes o proteger las plantas de las heladas.
Además, la integral térmica también es útil para predecir la aparición de plagas y enfermedades, ya que ciertos organismos nocivos tienen ciclos de desarrollo que están estrechamente relacionados con la temperatura.
En resumen, la integral térmica es una herramienta fundamental en la agricultura que permite a los productores optimizar sus prácticas de cultivo, mejorar la calidad de sus cosechas y reducir sus costos de producción. Es por ello que su uso se ha popularizado en los últimos años y se ha convertido en un elemento clave en la gestión de los cultivos.